Mayor tasa de inflación en EEUU desde hace 30 años


La tranquilizante frase de "la subida de la inflación es transitoria" ya no nos vale, y está demostrado. Las tensiones inflacionarias no paran de aumentar, reduciendo la capacidad de compra de las familias. Muchas fabricas se ven obligadas a reducir su producción por falta de suministros o su encarecimiento, y la actividad global se resiente. 

La inflación se esta acelerando a medida que la economía se recupera de los efectos de la pandemia de covid-19, aumenta el consumo de la población y persisten los cuellos de botella en las cadenas de suministro que afectan el flujo normal de los productos a nivel global. Sube la demanda de bienes frente a los servicios, de ahí los cuellos de botella en el transporte por carretera y mar, y en los suministros necesarios a la producción manufacturera.

Entonces la actividad se digitaliza, exacerbando la escasez de componentes tecnológicos. Generando tensiones en los mercados energéticos debido a la baja inversión en energías fósiles, y la insuficiente oferta de fuentes alternativas no contaminantes. Se deduce, que el brote de la inflación depende de la transición energética. Esto lo sabemos en España, con un IPC que podría rozar el 5% a finales de año como consecuencia del encarecimiento del gas y de la electricidad. Esta situación mejorará cuando se produzcan inversiones en energías renovables y mejoras en su eficiencia. Aunque no hay que dejar de lado el riesgos de efectos en los precios no energéticos y en los salarios. Uno de los principales factores que ha contribuido al aumento de la inflación es la escasez de trabajadores que repercute también es la subida de salarios, aunque cabe destacar la subida de los precios de los alimentos como aceites, cereales para el desayuno o cerveza. En cambio, los costes de los billetes aéreos y las bebidas alcohólicas fueron de las pocas cosas que bajaron en la comparación por meses.

La pregunta que todos nos hacemos ahora es que si; ¿esta situación ha llegado para quedarse o es temporal? Jerome Powell, presidente de la Fed, insiste en que será de carácter transitorio, por lo que ha decidido de momento, no subir los tipos de interés, que ahora están en el 0% y a medida que avance el año llegaran al 0,25%. De momento, la meta de la Fed es acercarse en algún momento a su objetivo de mantener la inflación en un rango flexible en torno al 2% lo que podría acabar produciendo cambios en la política a monetaria. No obstante, los expertos están convencidos de que, si la inflación sigue subiendo, Powell se verá obligado a endurecer su política monetaria antes de lo previsto, lo que repercutirá en los activos.

Todo esto también repercute en añadir presión a la Reserva Federal de EEUU (Fed, por sus siglas en inglés) para que suban las tasas de intereses antes de lo previsto, porque los objetivos del mercado son que, debido a las presiones inflacionarias, el organismo podría adelantar la subida de las tasas, movimiento que influye directamente a mercados financieros y economía global. Sus efectos ya se han dejado notar en los mercados. El miércoles, Wall Street sufrió fuertes desplomes tras conocerse el dato de la inflación y ayer jueves los mercados asiáticos cayeron a mínimos de siete semanas, mientras Europa cotizó con sus principales selectivos en rojo.

Otra de las repercusiones de la inflación será una mayor volatilidad, sobre todo después de las ganancias que la renta variable ha tenido este año.Por ello, los inversores podrían buscar refugio en el dólar estadounidense, que se vería muy beneficiado de una subida de tipos de interés por parte de la Fed . Otros activos que según Olivier de Berranger, director general, están "vacunados" contra la inflación y que pueden aportar rentabilidad a las carteras son los bonos vinculados a la inflación, los bienes raíces y las acciones de materias primas. Con respecto a la pregunta de ¿cuánto más podrían subir los precios?, se estima que las expectativas de inflación a medio y largo plazo aumentan, pero sin salir de la zona de confort de los bancos centrales lo cual muestra cierto alivio. 

Hay distintos puntos de vista de esta situación; unos, a la cabeza de los bancos centrales, se muestran optimistas; consideran que el repunte de precios es una escaramuza transitoria y apuestan por tanto una recuperación sostenida. Los agoreros, por su parte, lanzan la voz de alarma de la estanflación, un periodo de estancamiento de la actividad e inflación persistente, que debemos de evitar totalmente y se ensañaría con los países más endeudados.

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